Monroy (Provincia de Cáceres), Tajo-Salor..
Fiestas locales: 2 de febrero, 26 de julio, 9 al 14 de Septiembre..
Que visitar: Castillo de Monroy, Iglesia parroquial católica bajo la advocación de Santa Catalina.
Que comer: Migas Extremeñas, Caldereta, Quesos de oveja.
Gentilicio: Monroyego.
Código postal: 10194.
Los primeros pobladores de los que se tiene constancia de su existencia habitaron estas tierras hace varios milenios durante la edad del bronce. Entre los restos encontrados de esta época en el municipio destaca un brazalete de oro que se encuentra en el Museo de Cáceres.
De la época romana se encuentra La Villa Romana que era una explotación agropecuaria con una vivienda residencial con distintas dependencias en torno a un patio central, son de destacar los mosaicos que se han fechado en el siglo IV d. C.
Cerca de la ermita de Santa Ana se localiza una necrópolis de tumbas excavadas en la roca, actualmente se fechan en época visigoda.
Los primeros datos sobre el lugar del pueblo de Monroy se remontan al año 1309 cuando Fernando IV de Castilla otorga privilegios al noble placentino Hernán Pérez de Monroy para que pueda poblar el lugar y construir un castillo. El linaje de los Monroy, con solar en la ciudad de Plasencia, donde también poseen una importante casa fuerte, repartió sus dominios por otros lugares de la Alta Extremadura, como en el castillo de Belvís de Monroy y, además de gran importancia en el ámbito señorial, desempeñaron relevante protagonismo en el de las órdenes militares, siendo responsables en elevada medida de los desajustes políticos y enfrentamientos militares en los que se vio inmersa Extremadura con ocasión de los sucesivos conflictos dinásticos y señoriales que se produjeron a finales del siglo XV.
Figuras singulares de este linaje fueron Hernán de Monroy "El Gigante", señor de Belvís y hermano de Alonso de Monroy que fue clavero y Maestre de la Orden de Alcántara, y Hernando de Monroy "El Bezudo", señor de Monroy y primo de los anteriores.
En 1634 el Señorío de Monroy fue convertido en marquesado.
El castillo, como suele ser común en las fortalezas que han tenido dilatada vitalidad, se ha ido configurando a lo largo de los siglos con múltiples añadidos, y en este caso concreto incluso hasta a finales del siglo XX, ya que ha sido habilitado como residencia privada y ello motivó una intensa restauración por parte de sus propietarios, llegando a construirse, incluso, una torre nueva, en el lugar donde parece que existía o se proyectó una en sus orígenes.
Fuente: Wikipedia.